Frontera indigna

07 junio 2012





listindiario.com
6 de junio de 2012

Por: Juan Linares, Sdb
jlinares@mdb.do

Vivimos en un mundo en el que muchas veces nos sentimos admirados por los adelantos técnicos que se producen, e incluso nos preguntamos dónde iremos a llegar.

Pero, también, vivimos en un mundo en el que nos sentimos horrorizados y escandalizados por una serie de miserias humanas que existen, y por eso nos preguntamos ¿qué es lo que está pasando?

Porque el verdadero progreso y el verdadero desarrollo es, fundamentalmente, el que se realiza en el ser humano a nivel individual y social. La dignidad de la vida de la persona y de los pueblos es sagrada.

Hace unos días tuve que pasar por la frontera de Jimaní entre la República Dominicana y Haití. Lo que allí pude ver no tiene palabras para describirse, pues allí se produce una situación de total indignidad del ser humano y del pueblo.



Esa frontera está inundada por las aguas del lago Sumatra y el paso por esa frontera se convierte en una peligrosa aventura tanto para las personas como para los vehículos. Es indigno que el paso entre estos dos países esté en esas lamentables condiciones.

No he visto un lugar donde aparezcan tantos controles y al fin y al cabo no se controla nada. Un lugar donde las oficinas están situadas en furgones a causa de las inundaciones. Un lugar donde cualquier persona, sin ningún signo de ser autoridad te detiene y te pide el pasaporte, sin saber si es un policía, un buscón o una persona aprovechada.

El tiempo que te lleva realizar estos trámites se convierte en una eternidad. Y ante esta tardanza, si tienes que ir al baño, no encuentras dónde y en caso de encontrarlo, las condiciones en que se encuentran son repugnantesÖ y peligrosas para la salud.

Pero, mi extrañeza mayor fue cuando al regreso nos encontramos con el mercado en territorio dominicano. Un mercado montado en un espacio que coincide con el paso normal de quien tiene que pasar la frontera. Un mercado situado en los escasos espacios de tierra firme que quedan entre las sucias lagunas existentes, algunas repletas de aguas negras y repugnantes. Y en medio de este escenario, los productos alimenticios: salami, arroz, galleticas, etc.

Una multitud de personas abarrota estos espacios. Para ir de un lugar a otro deben cruzar metidas en estas aguas sucias, llevando en sus cabezas los productos que han comprado. Otros se hacen ayudar por motores o carretillas con una gran probabilidad de que se vuelquen en esas aguas con los productos que llevan.

Y todo esto en un perfecto desorden de vehículos, motores que cruzan, personas en el medio que se atraviesan, pues cada uno hace lo que le da la gana.

Pasar la frontera es una experiencia infernal y estar en ese lugar es estar en el infierno.

Me pregunto. Nuestras autoridades ¿conocen esta situación? Y en caso de que la conozcan, ¿cómo es posible que esto suceda?

En primer lugar por dignidad y en segundo por imagen de nuestro país esto debe cambiar.

(Fuente)