Ochoa Pérez cree que El Salvador mantiene una postura muy floja en el caso y que Honduras está mejor posicionado en el tema, por lo que deberíamos irnos preparando para una batalla pero "diplomática”.
San Salvador, 4 de octubre de 2013.
Por Julio Villarán
El coronel Sigifredo Ochoa Pérez es diputado de la comisión de Defensa de la Asamblea Legislativa y fue además embajador de El Salvador ante Honduras, por lo que conoce el caso de la isla Conejo al cual lo analiza desde el punto de vista militar en cuanto a la defensa del territorio, como diplomático y desde la legislación.
A su análisis le mete pasión y se indigna al ver “el abuso de la nación geófaga” que según sus propias palabras "come tierra salvadoreña ante la pasividad de las autoridades nuestras que carecen de una política exterior”. Ochoa Pérez afirma que el gobierno debió haber convocado a un grupo de conocedores para sentar postura ante las Naciones Unidas sobre este caso de la Isla Conejo, de apenas medio kilómetro y de suelo rocoso, pero que hasta el momento “no han hecho nada, sino asumir una postura muy floja”.
Para este enérgico militar, El Salvador debería estarse preparando para librar una guerra en el plano diplomático, avalada por un estudio adecuado que sustente la posesión histórica de dicho territorio.
Por otro lado, y por haber sido testigo en primera fila del conflicto armado salvadoreño que finalizó con la ley de Amnistía, aprovechamos para conocer su opinión sobre la posible derogación o reformas a la ley de 1993, en manos de la Sala de lo Constitucional.
¿Que está pasando en Honduras? Usted tiene una visión militar y diplomática por haber sido embajador en aquella nación.
Yo creo que Honduras ha asumido una posición de fuerza y allá todos los políticos están unificados alrededor de este tema; nosotros aquí no tenemos una posición única ni firme.
Definitivamente, hemos tenido una postura floja, no ha habido una posición firme por el conducto diplomático. Incluso no se mencionó en la exposición del señor presidente en las Naciones Unidas, al contrario de Honduras que hizo alusión al tema del Golfo de Fonseca, como diciendo “esto es nuestro”. Honduras maneja un discurso falso de integración y hermandad. Honduras se está armando en su Fuerza Naval, le están llegando fragatas holandesas, y ¿qué tenemos nosotros? Solo equipo obsoleto de la Segunda Guerra Mundial.
Se necesitan aviones militares, la Fuerza Armada necesita estar fortalecida para ser una fuerza armada disuasiva.
Estoy seguro que si estuviera debidamente equipada Honduras no estuviera haciendo esas bravuconadas con sus aviones F5 y sus fragatas. Honduras es un matón de barrio y nosotros aquí languideciendo, con oficiales mal pagados, sin una potencialización del Estado para la Fuerza Armada. Debemos de ponerle más atención al brazo armado del pueblo que es la Fuerza Armada, para que no venga cualquier “hijo de vecina” a meterse y a tocarnos la cara.
¿Cuál es entonces el aparente desinterés del gobierno?
No hay una política exterior fuerte. Aquí cuando uno va ganando experiencia en ciertos campos, lo botan, cosa que no pasa en Honduras. Honduras es un Estado geófago que come terreno a sus vecinos y no le importa, tiene su Fuerza Aérea, su Fuerza Naval, tienen armamento que nosotros no tenemos y es un país más pobre. Lo han hecho con Nicaragua y con nosotros es con quien más se han ensañado.
Están preparados armamentísticamente y judicialmente, tienen todo el tiempo e invierten dinero en juristas internacionales. Nosotros no tenemos eso.
Hasta el 82 hubo presencia militar en la Isla Conejo y Honduras no tuvo problemas con eso, luego se abandonó el terreno por nuestra parte y habría que buscar a los responsables, y fue cuando le cayeron encima. Ha habido pasividad de todos los gobiernos respecto a esta porción de tierra.
¿A qué se deberá esta pasividad que dice usted que existe en nuestras autoridades?
Cancillería ha mantenido una posición de silencio, no ha dicho “esta boca es mía”. Yo me he abstenido de dar declaraciones y lo hago hasta ahora porque hay muchos puntos en los cuales pienso que esto no debería ser la posición ni la opinión de un salvadoreño más, sino de todos los salvadoreños que debemos estar alrededor de este tema. No es cuestión solo del presidente de la República o de un diputado, o de un partido político, esto es un asunto de interés nacional.
Si nosotros permitimos que los hondureños nos roben esta isla no podemos llamarnos salvadoreños. Siempre nos hemos caracterizados por ser personas que defienden su territorio y no es que estemos invitando a una guerra militar, pero sí debemos tomar conciencia que debemos prepararnos para una guerra diplomática. El país debe hacer los planteamientos como Estado ante las instancias correspondientes. No podemos dejar que esta gente con actos aparentemente soberanos de ellos estén ocupando parte del territorio salvadoreño.
Aquí viene otro tema: la misión de la Fuera Armada. La misión constitucional ¿dónde está? No hemos visto nada. Por supuesto que la Fuerza Armada no puede actuar por sí sola, tiene que actuar bajo una orden del Ejecutivo. En ese sentido, creo que me siento verdaderamente decepcionado y frustrado por la pasividad con que nuestras autoridades están tomando este caso.
¿Cuál debería ser la postura de los salvadoreños?
Una posición firme ante el Concejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Esto es una invasión armada de parte de la Fuerza Armada de Honduras con el aval de todos los Órganos del Estado hondureño; hemos visto la desfachatez de los candidatos hondureños a elección como un tema que une al frente interno de Honduras, que no tiene problemas. Que busquen otro pato de la fiesta. Estamos aburridos que nos quieran pisotear.
¿Cuál sería el llamado que usted haría a nuestras autoridades?
Con todo respeto al señor Presidente, porque él es el responsable de la política exterior del país, quiero decirle que ya debía haber movido a la gente que está fuera de este gobierno y que tiene la capacidad para defender legalmente el territorio. Ahí está el doctor Abraham Rodríguez, el doctor Mauricio Gutiérrez Castro, el doctor Lovo Castelar, el general Guzmán, Arturo Castillo y mucha más gente que conoce el tema. El gobierno ya debiera haber llamado a esa gente y haber hecho una propuesta firme, enérgica, ante la comunidad internacional porque Honduras hace, provoca, se mete a nuestras aguas. Lo que ellos quieren es provocar un incidente para declararnos a nosotros agresores pero no es a través de la vía armada, sino a través de las armas de la diplomacia que debemos pelear por nuestro territorio nacional.
Autoridades de Honduras incluso no permiten que nadie se acerque a sus aguas ¿Qué efectos podría haber tenido?
El acto de haber capturado a connacionales nuestros ahí es una agresión pero no dijimos nada. El gobierno no hizo ningún reclamo enérgico, sino que asumió una postura bien floja. Los hondureños están usurpando territorio nacional con el islote Conejo que es nacional. Es un tema de soberanía nacional y de dignidad nacional también. Yo creo que una cosa es ser pacífico, pero otra cosa es agachar la cabeza y es lo que este gobierno está haciendo en torno a este tema: agachando la cabeza.
Pero hemos mantenido relaciones cercanas con Honduras, luego de los incidentes del 69. Usted que ha ido embajador, que tiene muchos amigos, que los conoce de cerca ¿qué cree que está ocurriendo?
Honduras no tiene amigos, tiene intereses. No tiene tema de partidos o de ideologías. Este tema de la Isla Conejo lo están utilizando muy bien para aglutinar el frente interno. ¿Amigos? es mentira, no tienen amigos.
¿Qué ocurrió que El Salvador abandonó este territorio?
Aquí hay mucha tela que cortar; habría que buscar en los altos mandos de esa época que sacaron de ahí la tropa que manteníamos con presencia militar hasta el 82.
Pasando a otro punto, el de la Ley de Amnistía, ya que usted participó del conflicto armado y además es legislador ¿Es apropiado revisar esta ley, reformarla o derogarla?
Aquí hay gente que se jala de los cabellos, que opinan porque no estuvieron ni vivieron la guerra, sino que la vivieron desde sus oficinas con aire acondicionado… en esta guerra todos perdimos. Yo perdí un hermano que me lo mató el FMLN. Y así creo que no hay salvadoreños que no sufrieran la pérdida de amigos o familiares a causa del conflicto. La verdad es que no habían muchas opciones: o seguíamos en guerra, matándonos y sufriendo, o llegábamos a un acuerdo. Primero hubo un cese de fuego, luego vino la tregua, luego la negociación que dio su fruto en la firma de los Acuerdos de Paz, pero para todo ello se tuvo que buscar una serie de reformas constitucionales y se crearon nuevas instituciones.
Claro, yo diría que uno de los errores de esas negociaciones fue haber hecho desaparecer al servicio territorial porque este cubría a todo el territorio nacional. En esos tiempos había orden con las patrullas cantonales, pero luego, al desmovilizarlas, el servicio territorial quedó abandonado y ese espacio vacío fue llenado por otro que fueron las pandillas y la delincuencia común. Hoy se ha hecho mal uso de los derechos humanos favoreciendo a la parte delincuencial y desprotegiendo a las personas honradas.
La ley de amnistía fue un asunto político pero se involucró al orden legislativo porque fue ley de la República. Esto fue con el objetivo de parar la guerra miliar, luego llegó la reconciliación, y en ese sentido, la ley de amnistía es un bálsamo para que podamos vivir y desarrollarnos en paz.
¿Qué pasaría si se deroga?
Vamos a volver nuevamente a los años de la guerra. Muchos dicen que se derogue, que hay que juzgar a los que participaron de diversos hechos, pero si se hace con uno, luego se hará con otros y será la de nunca terminar (las demandas y juzgamientos). Y aquí hay otro principio en este asunto, que estas personas que piden que se derogue la ley de amnistía quizás no han sentido lo que es la guerra. Yo que la conozco no la quiero más en mi vida. Y como decía Mao Tse Tung: “un gran incendio comienza con una pequeña chispa”. Y estas personas que están pidiendo esto están encendiendo una chispa… Creo que la pelota ahorita está en la Sala de lo Constitucional.
La ley es un asunto eminentemente político avalado por los organismos mundiales, por las Naciones Unidas, y ¿qué queremos? ¿Que nos agarremos las greñas nuevamente? Creo que no. Ojalá que los magistrados con su sabiduría y buen tino, vean primero lo que le conviene al país porque hay cosas que son justas y no son legales.
El proceso de paz en El Salvador ha sido puesto de ejemplo en otras partes ¿Qué piensa de ello?
Es un modelo en el que las Naciones Unidas pusieron todo su empeño y los actores principales pusieron de su parte, y hay que reconocerlo. Esta ley se dio con el aval de las Naciones Unidas. La ley es como ponerle el bálsamo a la historia. Y puedo decir que sí hubo momentos excesivos en la guerra, pero fue de ambos lados; es bien difícil aceptarlo. Hubo situaciones en las que había que tomar decisiones y unas veces fue con prudencia y otras veces no. Pero fue de ambos lados. Si aquí le empezamos a sacar los trapos sucios a uno, le vamos a sacar los trapos a otros.
Y es muy probable que hasta el mismo evento electoral se trastoque.
¿Cómo queda que naciones como Alemania hayan recibido por años juicios por crímenes de lesa humanidad?
Es que fue una guerra mundial. Hubo juicios contra los altos jerarcas de la Nación derrotada que fue Alemania. El victorioso impone sus condiciones, cargas financieras, juicios, y los perdedores no tienen derecho a nada. Pero el caso nuestro, fue un conflicto interno, fue un conflicto dentro de nuestra sociedad y nos pusimos de acuerdo para parar las agresiones con la ley de Amnistía que fue borrón y cuenta nueva. Empezamos a reconstruir el país. Las condiciones que dieron origen al conflicto no se están dando y tal vez económica y socialmente seamos un desastre pero políticamente hemos avanzado y creo que eso no debe ser en vano.
¿Cuál pudiera ser una solución salomónica en este caso? Roberto Cañas, que además fue firmante de los acuerdos de paz, plantea que la Asamblea Legislativa pudiera decretar una ley en la cual los involucrados en crímenes pidan perdón para que se conozca la verdad y luego venga un reparo a las víctimas.
La verdad la conocen todos. En el caso de la Fuerza Armada cumplió con una misión constitucional. Para eso son las fuerzas armadas y precisamente la decisión es de tipo política. La Fuerza Armada es el brazo armado de la política, por lo tanto creo que no hay por qué estar revolviendo los hechos a 21 años de los acuerdos de paz. Hay mala intención en estar rascando en la historia ¿Qué es lo que quieren? ¿Dinero? No hay dinero, la gente pide todos los días aumentos salariales. Estamos echándole más leña al fuego.
La situación es ¿qué queremos? ¿Volver a la guerra? Hay unos que dicen que si no les dan el finiquito van a tomar el fusil. Es bien fácil irse de boca pero los que vivimos la guerra no la queremos.